Las Princesas y el topo

 

Se encontraba roncando pero bien cuando las oyó revolotear.


- Ya están estas liándola…


Estiró el cuerpo para desperezarse, bostezó largamente y aún sin haber recuperado el sentido por completo, se dirigió a la cocina y el gato tras él en modo cazador.


Encendió el hornillo y entre las dos colocaron la cafetera encima mientras el gato intentaba atraparlas.


Como eran muy dispuestas le hicieron un mini-bocata de chorizo (alimento favorito del gato) y el minino intentó robárselo.


Echó un trago de agua.


Recuperó la noción espacio-tiempo y descubrió que aquel felino era su Mickey.


- Ven padre, toma tu pienso.


Las dos hermanas se acercaron a curiosear el plato y el felino se enfadó porque si había algo que odiaba en la vida era que le incordiasen y las perseguía de uñas pretendiendo justa venganza.


Viéndose incapaz de alcanzarlas y como la constancia no era su principal virtud, con desprecio, salió al corral para tomar el fresco no sin antes declamar variados improperios en idioma gatuno.


- Que rico está el café…


- A que si… respondieron con cachondeíto mientras cuchicheaban.


- ¡Vaya dos!


La mañana se estaba dando regular porque ni un día sin su altercado o imprevisto pero sabía que el folio en blanco iba a dársele bien y lo celebraron todos:


- ¡Yupi!

- ¡Guai!

- ¡Bien!

- ¡Mieuw!



Plantó el papel sobre la mesa, agarró el boli y se puso a pensar (una buena costumbre que él tenía) esperando que ellas le guiasen con su magia.


Observó fascinado por el bisel de la puerta como le brillaba el pelo a Mickey con la plateada claridad de la mañana.


El vuelo de aquellas dos mariposas, de aquellas dos hadas portadoras de inspiración dejaba a su paso un dulzón aroma a mandarinas, anisete y verdad.


- Hay que ver cuanto saben- pensó- pero por mucho que sepan, a estas, me las gitaneo yo (confianza en sí mismo).


Y se puso a escribir:


En un huerto sembrado únicamente de fresas nacieron dos princesas todas alma y corazón”


- Creo que voy bien.


- Las dos prendas cruzaron miradas con media sonrisa.


En su reino de naturaleza el equilibrio era riqueza pero una tarde apareció un pieza que de la tierra emergió”.


- Continúa.

- Ok.


Como era un glotón devoraba las raices y roía las fresas que nacían en la superficie”


- ¡Ohhhh!


- “Ofendidas e indignadas, para muestra un botón, le pusieron un punto en el pico para que no fuera un borrico y las dejase sin recolección”.


- ¡Muy bien! - aplaudían.


Topo topillo no gastes las fresas de esta plantación que son para que se las coma, quien escribe esta comunicación”.




Posdata: La inspiración se fue pero las hadas se quedaron.













José Daniel Lloret Murillo


25 de Julio de 2023

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